Pongamos que hablo de Aubagne.

15 junio 2010 at 11:40 am (Divagaciones absurdas y ridículas.)

Qué casualidades tiene la vida… qué forma de llevarte de una cosa a otra sin que seas apenas consciente. Todo ha empezado con el aviso de mi móvil de que tenía la bandeja de entrada llena. Podría haberla borrado de golpe, pero qué va. Le doy demasiada importancia a los recuerdos, así que he ido releyendo los mensajes de texto antes de borrarlos. Y por la misma casualidad por la que he decidido no borrarlos, me he topado de pronto con los de cierto francés. Qué recuerdos… agridulces, sí, pero merecen la pena desde el primero al último.
Pasan los años y sigo acordándome de mi aventura en la cuna de la Revolución. Y sigo echando en falta, aunque sólo en parte, ese olor… ese idioma, ese frío, esos parques tan verdes… estoy deseando volver y darme cuenta de lo que he crecido desde la última vez. Sobre todo eso, ver si he crecido. Porque no sé… soy consciente de que he madurado en dos años, pero a veces me pregunto si madurar es crecer. Porque realmente, creo que aún no tengo definición a dicha palabreja. Quizás crecer es sinónimo de albergar cálidos recuerdos, quizás merezca la pena llegar a la vejez, sabiendo que el camino que seguiste fue tu decisión y tu consecuencia propia. O a lo mejor no, a lo mejor te deprimes con el resultado.
Indistintamente del sendero que el futuro me depare, sé que el que he recorrido tiene errores y deslices pero… volvería a recorrerlo sin cambiar ni el más mínimo detalle.

Pues sí, he vuelto… resulta que sigue leyéndolo (:
te quiero a mi manera(LL)

1 comentario

  1. Ed said,

    Ayy Lidia!! K ganas de volverte a ver… Aunk vinieras en busca del «cierto francés» ^^
    k sepas k mi casa sta toa abierta xa recibirte!! T echo de menos…

Deja un comentario